Hoy trataremos el tema del combustible en los coches de Formula
1, ya que esta temporada hemos visto a Mark Webber quedándose sin combustible
durante la calificación en China. Este fue el segundo fallo de Red Bull en seis
carreras. Y en la carrera de Malasia, Lewis Hamilton estuvo obligado a ahorrar
combustible.
¿Por qué les ocurren estos pequeños errores a los grandes equipos
acostumbrados a estar en la élite? ¿Y por qué los conductores aparentemente son
incapaces de mantener un ojo en sus medidores de combustible?
Los equipos de F1 se han dado cuenta de la importancia desde
hace tiempo el valor de no poner una gota más combustible necesario en un coche.
Más combustible significa más peso, que significa tiempos de vuelta más lentos.
Se gastan enormes sumas de dinero en la búsqueda de ganar fracciones de segundo
por vuelta, nadie quiere deshacer ese trabajo poniendo unos pocos kilos extra
de combustible.
Eso es tan cierto hoy como lo fue hace 50 años. Colin
Chapman, el propietario de Lotus, se hizo famoso por su obsesión por el ahorro
de peso. Él tomó la práctica de poner tan poco combustible en lo posible a
tales extremos que cuando él no estaba mirando, su mecánico echaba unos litros
adicionales en el tanque para asegurar el coche llegaba a la meta.
Hoy en día esta práctica está prohibida por las normas por
razones de seguridad, lo que significa que los equipos deben saber la cantidad
de combustible que deben poner en sus coches antes de que los envíen a la parrilla.
La decisión no es tan simple como la elaboración de la tasa de consumo de
combustible por vuelta y multiplicando por el número de vueltas de carrera. Las
variaciones en las condiciones climáticas pueden tener un fuerte efecto sobre
el consumo de combustible. En condiciones de humedad, los coches ruedan más
lentos y por lo tanto, consumen menos combustible. Y los equipos no saben de
antemano como se desarrollará la carrera.
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Esto explica las dificultades de Hamilton en Malasia. Cuando
los coches de dirigían a la parilla de salida, muchos de ellos se salían en la
curva cuatro debido a lo mojada que estaba la pista, pero en la carrera se secó
rápidamente (todo el mundo estaba con neumáticos lisos en la vuelta nueve). No
mucho después se escucharon los primeros mensajes de radio a Hamilton que le
obligaban a ahorrar combustible.
Cualesquiera que sean las condiciones, el objetivo es
siempre poner la menor cantidad de combustible posible. Los informes sugieren
que algunos coches han ido a la parrilla de este año, con hasta un 10% menos de
combustible que lo necesario para completar la carrera. Eso es un potencial de
ahorro de peso de 15 kg en la mayoría de las pistas de la F1.
Los equipos ponen menos combustible del necesario en sus
vehículos porque esperan que sus conductores no puedan ir al máximo durante toda
la carrera. Por ejemplo, algunas veces salen de boxes en zona de tráfico.
La prohibición de repostar en carrera a finales de 2009
significa que los conductores llevan la menor carga de combustible posible en
las tres sesiones de calificación. Para averiguar qué cantidad de combustible
tiene que haber en el coche antes de que el motor empiece a toser, los equipos
hacen rodar sus coches durante la pretemporada hasta que se les acaba el
combustible y luego medir la cantidad que queda en el tanque y el colector.
Aun así, en varias ocasiones hemos visto conductores que se quedan
sin combustible durante la calificación. Le pasó a Lewis Hamilton en Canadá en
2010 y de nuevo en España el año pasado. Sebastian Vettel tuvo el mismo
problema en Abu Dhabi el año pasado.
Distintas explicaciones fueron dadas para estos fracasos, a
veces con la esperanza de evitar la exclusión de calificación (como Hamilton en
2010). Pero compartían la excusa de que el equipo cometió un error de cálculo
al estar bajo la presión y el estrés de la clasificación.
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